Como bien sabéis, este verano hemos estado en Sancti Petri, Cádiz. Un poblado marinero que forma parte del patrimonio arqueológico industrial de Chiclana de la Frontera y dio origen a la actividad almadrabera (técnica para la recogida del atún empleada en Andalucía, Valencia, Murcia y Ceuta), que se utiliza desde tiempos prerromanos.
Los vocablos latinos Sancti Petri, que significan «San Pedro», dieron nombre al poblado, a un caño, una isla y un castillo. La pesca de los atunes comenzó en la costa de Chiclana en el siglo XIX cuando se establecieron dos almadrabas: una en la Barrosa y la otra en la Punta de la Isla, conocida hoy popularmente como Sancti Petri.
Es una urbanización con encanto, nosotros acabamos enamorados. Es un poblado rodeado de mar y marismas, con una fascinante historia: en el año 1929 el consorcio almadrabero adquirió unos terrenos baldíos a la familia Cañizares. Hacia el año 1946 se comenzaron a edificar los cimientos de las viviendas que ocuparían las familias dedicadas a la almadraba y el atún, de manera que los habitantes comenzaron a hacer vida en el poblado, construyendo edificios: dos colegios, una iglesia, un cine, un bar, una plaza, etc.
El esplendor del poblado comenzó a decrecer a partir de que la pesca escaseara al final de los años 60 y la mala gestión de la administración del espacio provocó en el año 1973 se disolviera el consorcio con la lógica dispersión de las familias que allí vivian. Durante un breve periodo de tiempo, el ejército usaría el terreno como zona de entrenamientos, hasta que Sancti Preti fue condenado al abandono.
Como curiosidad, este mágico pueblecito ha servido como localización de películas de la filmografía española como ‘La niña de la venta’, protagonizada por Lola Flores y Manolo Caracol, y en la cual se mostraba lo que eran sus gentes y el tipo de vida que allí reinaba.
Sin más, os dejamos unas fotografías que hicimos con la idea de compartir con vosotros la magia de este lugar encantado.
